lunes, 14 de noviembre de 2011

Entrevista al maestro Sergio de Zubiría a proposito de la Reforma Educativa

Sergio de Zubiría es considerado uno de los 50 intelectuales más importantes de Colombia. El filósofo de la Universidad de Los Andes, cuenta en su trayectoria académica con maestrías, doctorados, investigaciones y numerosas publicaciones.De Zubiria realizó un análisis a la reforma educativa universitaria propuesta por el Gobierno colombiano, desde su perspectiva intelectual y social.El académico, planteó algunos aspectos de la reforma educativa que actualmente se discute en el país, en su visita a la Universidad Surcolombiana.

¿Por qué es importante una universidad pública en el país?

Desde el inicio del proyecto de occidente, desde los primeros maestros sofistas, con las ideas de Platón y Aristóteles, quien cuida de una manera más profunda el sentido de lo colectivo, de lo común y de lo público es la educación.
Nuestra propia constitución concibe la educación como un bien y un servicio público, sin las furias del interés particular, privado.
En ese sentido, la universidad pública es un escenario privilegiado para cuidar colectivamente la imaginación, la creatividad y el conocimiento para una sociedad.
El sentido de la democracia se pierde cuando se privatiza la tierra, la educación y la naturaleza.

¿Cuáles son las implicaciones de la reforma universitaria?

En el artículo primero de la reforma,  se dice que la educación es un derecho ‘meritocrático’, en contravía total a la tradición universal de los derechos humanos.
Es decir, que uno no puede tener educación superior de carácter universal, sin condicionamientos, sino por ‘méritos’.
La educación en la reforma se mercantiliza, ya que en el artículo 9, aparece la figura de las instituciones mixtas, es decir, que además de las universidades privadas y públicas, aparece la educación de carácter mixto, que se rige por lo privado.
Por lo tanto, el espíritu de mercantilización permanece intacto, aunque la palabra, sin ánimo de lucro no se incluya.
La autonomía universitaria, que es una de las grandes peleas desde el manifiesto de Córdoba, se restringe por la idea de un Gobierno centralista, controlador de los consejos superiores e incluso  de los ámbitos de la investigación. Hay un Gobierno omnisciente que lo quiere manejar todo.
La calidad, es concebida en últimas, como la formación de competencias laborales, la calidad no es infraestructura, ni construcción autónoma del PEI, sino que se limita exclusivamente a formar para el trabajo, para los oficios, traicionando toda la tradición filosófica de la pedagogía.

Se ata el financiamiento de educación al crecimiento del PIB, es una idea totalmente economicista.

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