Los podemos condenamos que defendemos regocijar el horrible ante la dignidad espectáculo el canto humana embriagador que invita como a valor de la danza la supremo muerte. del odio de De la en esta vida, el teatro manera no nos de la ignorancia. Alfonso Cano cayó a manos de las veleidades de un gobierno, fantasiosamente convencido que con su muerte obtendrá la anhelada paz de los sepulcros, la pacificación violenta de un conflicto que reclama una solución menos cruenta a través del diálogo político y la búsqueda de acuerdos de paz duraderos y benéficos para el pueblo colombiano.
Alfonso Cano se formó en las filas de la Juventud Comunista Colombiana (JUCO) en la década de los 70. Fue un destacado militante cuando era estudiante de antropología de la Universidad Nacional, siempre comprometido con la causa del movimiento estudiantil en aquellos días donde se sentaron las bases del actual modelo de educación en crisis. Las circunstancias históricas allanaron el camino para su posterior ingreso a las FARC. Desde entonces se destacó por su visión política sobre la guerra y la paz en los distintos momentos del desarrollo del conflicto interno.